En Florida el rezago de los latinos en vacunarse deja una espiral de riesgo

A pesar de tener una alta población de origen latino, el Estado del Sol, gobernado por los republicanos, está en el tercer lugar en distribución de vacunas para esa comunidad entre los estados que albergan una mayor cantidad de hispanos y tiene la cuarta distribución de vacunas más desigual para los afroamericanos.


La disparidad con la cual Florida está vacunando contra el Covid-19 a los hispanos y afroamericanos está yendo en contrasentido al objetivo nacional de lograr que las minorías vulnerables que se vieron más afectadas por la pandemia queden protegidas a corto plazo, a medida que la nación reabre y el virus muta.

A pesar de tener una población heterogénea bastante marcada, Florida está en el tercer lugar en distribución de vacunas para los hispanos entre los estados que albergan una mayor población de esta minoría y tiene la cuarta distribución de vacunas más desigual para los afroamericanos.

Para los expertos en salud pública la mayor amenaza a corto plazo es que conforme el coronavirus comienza a mutar y el impacto de las cepas cambia los efectos de la enfermedad, las secuelas del virus para los no inmunizados puedan ser más peligrosas que hasta ahora.

Bajo estos escenarios no luce claro si Estados Unidos alcanzará el umbral de inmunidad colectiva que tanto ambiciona, por el cual una población es inmune a un patógeno para limitar su propagación. O peor aún, si entre sus minorías podrá lograrse.
 
Los datos analizados por ITEMP de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y el Departamento de Salud de Florida revelan que el acceso a vacunas por parte de los latinos en el estado ha sido uno de los más bajos.
 
Esto no solo entre California y Texas con las mayores poblaciones latinas del país, sino, incluso, entre los estados donde tienen una presencia muy inferior a los blancos, afroamericanos o asiáticos.

Mientras la nación cerró el 4 de junio con 169,7 millones de personas que al menos recibieron una dosis de la vacuna (51,1% de la población estadounidense), la meta de la Casa Blanca de inmunizar al 70% de sus habitantes antes del 4 de julio luce aún complicada en vistas del rezago que se concentra en las minorías raciales donde los factores sociales están incidiendo para dar el paso final.

En el caso de Florida los reproches de los especialistas en salud pública y expertos en población sobre cómo el gobierno republicano del gobernador Ron DeSantis ha manejado el proceso de inmunización hacia las minorías se centra en la urgencia de promover mayores campañas y estímulos, además de incrementar la vacunación en zonas pobres o de difícil movilidad por sus barreras geográficas.

Otro de los problemas detectados por ITEMP es la falta de estadísticas segmentadas por parte del Departamento de Salud de Florida que ayuden a los expertos e investigadores a focalizar sus estudios por raza, etnia y condado, para responder a las demandas de vacuna con urgencia.

Un portavoz del Departamento de Salud floridano se negó a responder preguntas; mientras, la oficina del Gobernador de Florida declinó hacer comentarios sobre asuntos puntuales.

En Florida, 10,6 millones personas o el 49% del estado ha recibido al menos una dosis de la vacuna. En general, 8,5 millones de personas o el 39% de la población estatal fue completamente inmunizada hasta el pasado 4 de junio.

Fuente: CDC/Elaboración: USAfacts.org

Solo 1,8 millones de ese primer grupo eran de origen hispano, el 29% del total de los miembros de esa comunidad.

Los afroamericanos se llevan la peor parte con unos 753 mil vacunaciones, a pesar de representar el 17% de la población de Florida.

“Entre los vacunados (es decir, los que recibieron al menos una dosis) para los que se tienen datos sobre la raza, alrededor del 9% son afroamericanos, por lo que la población está subrepresentada entre las personas inmunizadas”, dijo la doctora Mary Jo Trepka, epidemióloga en el Stempel College of Public Health de la Universidad Internacional de Florida (FIU).

La doctora Trepka indicó que existe una falta de información sobre las personas que se están vacunando en Florida, además de la urgente necesidad de promover una verdadera campaña de información y promoción.

“La advertencia es que nos falta información sobre la raza del 25% de las personas vacunadas”.

Para abordar este problema, “creo que es muy importante que los líderes locales y los departamentos de salud locales en cada condado de Florida trabajen juntos para identificar vecindarios con bajas tasas de vacunación y trabajar con esos líderes de vecindario para identificar barreras (por ejemplo, problemas de conocimiento o logísticos como transporte) y abordarlos”, agregó la experta.

Mientras el número de latinos infectados por Covid-19 en Florida rozó el 42% del total hasta finales de mayo, solo el 29% de la comunidad estaba vacunada con al menos una dosis el mes pasado.

La doctora Eneida Roldan, profesora en la Facultad de Medicina de la FIU, dijo que “hay una combinación de factores cuando se trata de explicar las cifras de vacunación en Florida; nada es causa y efecto, en estos casos. La población latina y afroamericana tiene sus dudas sobre la vacuna y tienden a no presentarse con frecuencia para recibirlas”.

Para Roldan, “cuando vemos estos dos grupos notamos que usualmente son de bajos recursos y se les ha hecho difícil inocularse.

Es la combinación de resistencia a las vacunas, pero, porque no están oyendo la data científica, bien no la entienden, o sencillamente no quieren aceptarla”.

Unos 5,7 millones de latinos, en su mayoría cubanos, venezolanos y colombianos, viven en el Estado del Sol con la ciudad de Miami como principal refugio, de acuerdo con las proyecciones de la Oficina del Censo para 2020.

Florida es el tercer estado del país con mayor población latina por detrás de California (15,6 millones) y Texas (11,5 millones).

Sin embargo, en ambos estados el programa de vacunas en progreso está llevando la delantera a favor de sus minorías más representativas para evitar que en el corto plazo se amplíen las disparidades raciales de salud.

“Florida es una vergüenza nacional en vacunas equitativas”, admitió la bióloga y epidemióloga Jaclyn Karasik, para quien el problema de fondo tiene que ver con una política de discriminación.

“Muchos han insistido en la vacilación de las vacunas como el principal impulsor de la falta de aceptación, pero no es solo vacilación, es racismo sistémico, discriminación y falta de inversión en estrategias de divulgación de vacunas”, escribió la experta en salud pública en el Sun Sentinel.

Mientras Iowa ha vacunado con al menos una dosis al 45,8% de su población latina, que representa el 4% del total de habitantes del estado, en Alabama, los latinos han recibido el 5% de las vacunas, lo que es más alto que su proporción de muertes (2%), similar a su proporción de casos (5%) y su proporción de población total (4%).

Fuente: CDC/Elaboración: USAfacts.org
Fuente: CDC/Elaboración: USAfacts.org

En términos porcentuales mientras Iowa, Maine o Missouri lideran la vacunación de sus comunidades hispanas, donde son verdaderas minorías, estados como California, Nueva York o Texas, donde los latinos ocupan un grueso de su población, la proporción de vacunados los ubica entre los diez primeros estados con inyecciones administradas a esta comunidad, mientras Florida está en el puesto 15 superado por Nebraska.

Los reportes de los CDC recopilados por Kaiser Family Foundation muestran que, hasta el 25 de mayo, de un 56% de las personas que habían recibido al menos una dosis de la vacuna se conocían la raza/etnia, lo que permite trazar cómo va el proceso entre las minorías en toda la nación.

Entre este grupo, casi dos tercios eran blancos (62%), 14% eran hispanos, 9% eran Afro-Americanos, 6% eran asiáticos, el 1% eran indios americanos o nativos de Alaska y menos del 1% eran nativos de Hawái u otras islas del Pacífico.

Ensayo y error
Si algo define la esencia de Florida es el peso de la comunidad latina en ciudades como Miami, donde una amplia minoría de hispanohablantes hace vida, pero la urbe aún está por debajo de otras grandes metrópolis del país con una importante mayoría latina que ha logrado aplicar al menos una dosis de vacuna a sus minorías.

Mientras la ciudad de Los Ángeles, en California, ha vacunado al 34,8% de sus residentes de origen latino, Houston, la capital de Texas, alcanzó hasta el primero de junio el 29%, de acuerdo con datos de los departamentos de salud estatal examinados por ITEMP.

En el caso del condado de Miami-Dade, donde dos millones de latinos residen en la ciudad, unas 804 mil personas obtuvieron al menos una primera dosis de la vacuna contra el Covid-19 hasta el 1 de junio, un 27% del total de residentes de origen hispano.

Las autoridades del condado de Miami-Dade dicen que los esfuerzos para llevar la vacuna se han extendido a todas las comunidades sin distinción de raza, sexo o estatus migratorio, un aspecto clave dentro de la comunidad latina, donde los inmigrantes sin documentos temen verse sancionados si acuden a vacunarse.

“Desde que el proceso (de vacunación) se hizo igual para todos, hemos dispuesto campañas de comunicación e información para que las personas accedan a la vacuna, y nuestros esfuerzos se centran en que cualquier individuo que desee vacunarse, pueda hacerlo, pero no podemos obligar a nadie”, dijo Soledad Cedro, directora de comunicaciones del alcalde de Miami-Dade.

Eneida Roldan, la profesora de medicina, es también directora clínico de las pruebas de Covid-19 del condado de Miami-Dade y su experiencia con el público de la ciudad le ha demostrado que el mayor problema reside en el desconocimiento y mitos en torno a la nueva vacuna.

“¿Cómo podemos romper las barreras? Esa es la pregunta”, dice la experta. “Conozco pacientes que obtuvieron la vacuna contra la gripe y no quieren contra el Covid-19, como hay otras que nunca obtuvieron la vacuna antigripal, pero desean la del Covid-19”.

Los CDC y las escuelas de medicina en toda la nación se han embarcado en un proyecto para poder llevar a las comunidades latinas y afroamericanas a personas con conocimiento científico o expertos con la idea de entregar información para que estas poblaciones empiecen a aceptar que la vacunación es clave.

La señora Angie Torson es una afroamericana nativa de Washington D.C. que lleva más de cuarenta años viviendo en Florida.

Hasta hace poco se rehusaba a inmunizarse porque creía que las vacunas habían sido creadas para afectar a la población negra de Estados Unidos, reducirla, o hasta para ensayar con humanos: teorías de la conspiración que surgieron a raíz de la pandemia.

La señora Angie trabaja como repartidora de flores por lo que ha estado siempre en contacto con personas desconocidas (Foto/ITEMP)
La señora Angie trabaja como repartidora de flores por lo que ha estado siempre en contacto con personas desconocidas (Foto/ITEMP)

Cuando Torson, de 70 años, se decidió por obtener una vacuna en mayo pasado, lo hizo porque escuchó que más personas a su alrededor, incluyendo su Iglesia, lo estaban haciendo “confiando en la ciencia, entendiendo que todos estamos bajo riesgo, y no hay distinción. Creo que vencer ese miedo fue lo que me impulsó a dar el paso”.

A finales de mayo, los datos de los CDC también revelaron que las vacunas están llegando a una mayor proporción de poblaciones latinas, asiáticas y negras.

Más de una de cada cinco (23%) dosis administradas en los últimos 14 días de mayo se destinaron a latinos, 8% a asiáticos y el 10% a afroamericanos, según el recuento de los expertos del Kaiser Family Foundation.

Estas tendencias sugieren una reducción de las brechas raciales en las vacunas a nivel nacional, particularmente para los hispanos, que recientemente han recibido una mayor proporción de vacunas en comparación con su proporción de la población total (23% frente a 17%).

Una amplia mayoría de los especialistas coinciden en que el problema que atraviesa Florida para “captar” a las minorías latina o negra tiene que ver con un factor de comunicación que va más allá de la autoridad del gobernador para impulsarla.

“Para abordar este problema, creo que es muy importante que los líderes locales y los departamentos de salud locales en cada condado de Florida trabajen juntos para identificar vecindarios con bajas tasas de vacunación y trabajar con esos líderes de vecindario para identificar barreras (por ejemplo, problemas de conocimiento o logísticos como transporte) y abordarlos”, dijo Mary Jo Trepka, la epidemióloga del FIU.

Jaclyn Karasik es una estudiante de posgrado en la Escuela de Salud Pública Global Gillings de la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill, para quien darle un enfoque más social a la estrategia de vacunación en Florida luce como el camino correcto para que las minorías hispanas o negras puedan beneficiarse.

“La decisión del estado de abrir los sitios de vacunas para personas sin cita previa fue una excelente manera de promover la inclusión”, escribió en un artículo.

“Para continuar con este impulso, debemos adoptar clínicas móviles y horarios extendidos para llegar a aquellos que enfrentan barreras geográficas y de programación. Necesitamos llegar a las madres solteras, las personas que tienen varios trabajos y las familias que dependen del transporte público”, dijo Karasik.

En ciudades como Miami y en general en Florida, donde la movilidad de extranjeros que llegan a diario representa un riesgo elemental frente a cualquier virus, el coronavirus ha demostrado a la nación que no hay distinciones sociales o raciales a la hora de contagiarse o morir.

La doctora Roldan sirvió como directora ejecutiva del Jackson Health System, uno de los sistemas de salud de la red de seguridad más grandes del país, por lo cual conoce en primera línea los estragos que causó la pandemia sobre las comunidades latina y negra dentro del estado.

La doctora Roldan ha estado trabajando en el proceso de vacunación en Miami (Foto/FIU)
La doctora Roldan ha estado trabajando en el proceso de vacunación en Miami (Foto/FIU)

“Una de las cosas que la población no está viendo es que este tipo de virus cambia su genética. La vacuna se sabe que es efectiva contra los cambios genéticos dentro del virus. Entonces tengo que decir que sí, van a ser vulnerables para la forma de virus que conocimos hace un año, pero también para cuando ese virus empiece a transformarse. La vacuna está haciendo bien frente a las variantes propias del virus”.

Roldan sugiere que el grupo de vacunas aprobadas y existentes se van a seguir expandiendo y actualizando su carga antiviral, “por lo cual, las personas que no se vacunan van a estar expuestas a una enfermedad riesgosa y, lo que ya estamos, viendo, que es el síndrome poscovid”.


Carlos A. Rodríguez colaboró en la edición de esta historia

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