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La política exterior alemana después de Angela Merkel
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Dieciséis años de gobierno de la canciller de Alemania, Angela Merkel, llegan a su fin.

La política exterior alemana durante su mandato se definió por ser altamente pragmática, manteniendo el euro a flote después de la crisis financiera del 2008 y estrechas relaciones con Estados Unidos, Rusia y China.

Después de las elecciones parlamentarias del 26 de septiembre del 2021, Merkel pasará al retiro y un nuevo Gobierno federal será juramentado.

Aunque el panorama podría cambiar, todo apunta a una triple coalición liderada por los socialdemócratas junto a Los Verdes y los liberales tomando las riendas del país más poblado y rico de Europa, luego de que el partido de Merkel (los demócratas cristianos) quedó en el segundo puesto.

Sin embargo, los temas de política exterior no tuvieron ninguna trascendencia durante las elecciones parlamentarias.

Durante los debates entre los candidatos a la Cancillería, Olaf Scholz, del partido socialdemócrata (SPD), Annalena Baerbock del partido Los Verdes, y Armin Laschet del partido demócratas cristianos (CDU), los temas principalmente discutidos tenían que ver con la política social alemana, las pensiones, el sueldo mínimo federal o los contratos colectivos.

Temas de política exterior como el futuro de las difíciles relaciones con China, reformas de la Unión Europea, o el novedoso tratado de submarinos nucleares AUKUS que creó conmoción en los vecinos franceses, prácticamente no fueron mencionados.

Entonces la pregunta es: ¿Qué se puede esperar de la política exterior alemana después de Merkel?

El cambio climático y el futuro de la política exterior alemana

La fuerza de las relaciones exteriores alemana se basa en el poder blando. Los tiempos en que Alemania ejercía su poder fuera de sus fronteras a través de tanques y bombarderos quedo, por suerte, en el doloroso pasado.

El poder alemán radica en una economía con fuerte dependencia a producir y exportar diferentes productos, como sus famosos automóviles.

Por ende, su política exterior se basa en abrir mercados para exportaciones alemanes, lo que explica la necesidad de mantener relaciones positivas con países como Estados Unidos y China, sin caer en los conflictos políticos entre estos.

No obstante, el cambio climático crea un gran reto para la política exterior del país. La presión interna de la población alemana para que el gobierno tome cartas en el asunto, como cumplir con el Acuerdo de París, es inmensa, y esto se pudo apreciar con el repunte del partido verde en votos para el parlamento, que le asegura un puesto en la mesa de negociación para formar un nuevo gobierno.

El reto para el próximo gobierno, y los otros que sigan, es adaptar la industria alemana a una “descarbonización” basada en bajo impacto ambiental que a la misma vez mantenga una energética industria de exportación.

La tarea que Merkel deja a su sucesor

La divisa del gobierno Merkel fue hacer que reinara la estabilidad sobre cualquier otra consideración. Por ende, transformaciones fundamentales como reestructurar la economía alemana a una sustentable o “verde” está en marcha, pero no todos están a gusto con la velocidad del cambio.

Será el trabajo de los próximos gobiernos no solo transformar la economía nacional, sino recalibrar su política exterior de ser necesario. El ejemplo perfecto es la famosa industria automotriz alemana. La transformación a una economía sustentable requiere dejar los automóviles de combustión interna por unos híbridos o eléctricos.

Sin embargo, las cadenas de suministros y los clientes en el exterior de esas nuevas tecnologías no van a ser necesariamente los mismos de las industrias tradicionales. A pesar de que Alemania y Europa están en la vanguardia en el tema de incentivar la descarbonización de las industrias a través de mecanismos como, por ejemplo, los mercados de impuestos a la emisión de carbón a la atmosfera, todavía hay mucho por hacer.

El futuro Gobierno alemán tendrá la difícil tarea de modernizar la economía alemana, lo cual es clave para poder mantener una economía vibrante que pueda lograr un crecimiento económico sustentable.

Algunas de esas tareas son bastante básicas, como la digitalización de la administración pública. Muchos funcionarios públicos todavía utilizan fax para comunicarse entre oficinas; no todo el país cuenta con internet de banda ancha, especialmente en las áreas rurales y semirrurales.

En posible coalición entre social demócratas, verdes y liberales, existe un consenso en invertir en temas como la digitalización y viabilidad. No obstante, entre estos partidos no hay un consenso para las fuertes inversiones estatales que se requieren para avanzar en el tema del desarrollo sustentable.

Para los verdes la transición a una economía sustentable es central para su partido y sus votantes. Éste no es el caso para los liberales, cuya base de votos proviene de los empresarios interesados en una rápida recuperación económica después de la crisis ocasionada por la pandemia del coronavirus.

Los social demócratas, que también le dan importancia a la descarbonización de la economía, tienen intereses encontrados en ese tema. Su líder, Olas Scholz, llegará a la Cancillería gracias al una gran porción de alemanes de la tercera edad que desertaron de los cristianos demócratas, la casa tradicional de los votantes de avanzada edad.

Los votantes alemanes de la tercera edad están más interesados en ver inversiones estatales en temas de política social, como mantener un sistema robusto de pensiones, y combatir el cambio climático es un tema secundario. Lo contrario es para los votantes jóvenes, que sufragaron principalmente por los verdes, y para ellos la transición a una economía sustentable es el tema más importante.

Si la futura coalición alemana logra encontrar compromisos para sus diferentes intereses, sin desatender la necesidad de descarbonizar la economía, Alemania podría recalibrar su política industrial a una sustentable. Esto no solo sería beneficioso para el medio ambiente, sino que aseguraría la vitalidad de la industria de exportación alemana, que es la base de su política exterior.


*Daniel S. León tiene un doctorado en Filosofía por la Universidad de Leipzig en Alemania donde también obtuvo un PhD en Estudios Globales. Estudió relaciones internacionales en la Universidad Internacional de Florida (FIU). Es un investigador en asunto de violencia, seguridad y democracia.

Puede encontrar a Daniel en su cuenta de Twitter @Danielleon87

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